Agentes Inmobiliarios, Abogados y Tinder - Summer Edition #2
Antes de irse de vacaciones Hool me dijo que iba a desconectar a base de bien y me pidió que escribiera una de sus newsletters.
Y como sus deseos son órdenes, te traigo salseo del bueno.
Por cierto, yo soy Daniel Hombrados, vendedor de pisos y aficionado a la Mandanga Inmobiliaria.
Al lio:
El año pasado por estas fechas tuve una visita para un piso de alquiler que no olvidaré en la vida.
Era un matrimonio muy correcto que llevaban años trabajando en el extranjero y habían decidido volverse a España.
A vivir bien, ya sabes.
Tenían dos niños y aprovechaban el verano para dejarlo todo hecho antes de empezar el curso escolar.
Total, que vieron el piso y me dijeron que se lo quedaban.
Como aún estaban viviendo fuera, él no se había dado de alta como autónomo aqui, por lo que no me podía presentar ningún documento de ingresos en España.
Al haber mas gente interesada en el piso les dije que consiguieran algún tipo de documentación que demostrase que tenían capacidad para pagar el alquiler… y ya si eso veriamos.
El hombre estuvo unos dias mareándome con excusas.
Que si el banco nosequé, que si el avalista nosecuanto… hasta que le dije que el piso ya no estaba disponible y se acabó la tontería.
Yo me olvidé de ellos y seguí a lo mio.
Que no es otra cosa que captar y vender pisos.
Y ahora viene la mandanga de la historia.
Ojo cuidao.
Resulta que unos días después recibí una llamada de la mujer, una persona encantadora.
Me dice que no consigue hablar con su marido y que como había quedado conmigo para hacer la reserva del piso, que me llamaba para ver si todavía estaba con él.
Yo al principio no entendía nada.
No había quedado con nadie.
El piso ya estaba alquilado.
Asi que lo primero que pensé fue que este hombrecillo había quedado con otra agencia para reservar otro piso y la mujer se había hecho un lío con tanto piso.
Lo típico.
Pero la mujer tenia claro que se refería a mi piso.
Me dijo la dirección y me dejó claro que yo era el agente.
“Sí, que ibas con pantalón corto y camiseta de flores”.
Valeee, no había duda.
Se refería a mi.
Me contó que el marido se había pillado un vuelo el dia anterior para quedar conmigo. Y que no tenía sentido que yo no supiera nada de aquella reunión.
Como soy rápido de reflejos, deduje 2 cosas:
Que el marido le estaba organizando una fiesta sorpresa y se habia inventado la primera excusa que se le pasó por la cabeza.
Que el marido ya se había montado la fiesta… y la mujer no estaba invitada.
Bueno, la verdad es solo pensé en la opción 2.
Y ella también.
Asi que en ese instante comprendió que aparte de un agente inmobiliario, lo que necesitaba era un abogado matrimonialista.
Un agente, un abogado y una cuenta de Tinder.
Resumiendo:
Todos los casados son (somos) divorciados en potencia.
Si vas a tener una aventura, asegurate de que tu pareja no tiene el teléfono de la persona que usas como excusa.
Si te pillan, organiza una fiesta sorpresa in extremis y trata de salvar los muebles.
Si es tu pareja quien no coge el teléfono, llama al agente inmobiliario. Si está firmando un contrato, genial. Si no, te vendrá bien para ir poniendo tu casa a la venta.
Si necesitas uno bueno, pincha aqui.